lunes, 12 de mayo de 2008

Al final, los videojuegos son clave en la vida de los niños

Un estudio de Harvard asegura que los chicos que no juegan con videogames podrían convertirse en ineptos sociales. "Son como una competencia de capacidad social", indicaron. Las conclusiones
El uso de videojuegos no convierte a los niños en asesinos, de acuerdo con el resultado de un estudio realizado por dos investigadores de la universidad estadounidense de Harvard y que ha sido publicado en forma de libro: Grand Theft Childhood: La sorprendente verdad acerca de los videojuegos y qué pueden hacer los padres.

Lawrence Kutner y Cheryl Olson, son matrimonio, y ambos trabajan en la Harvard Medical School. Y con su estudio pretenden cambiar radicalmente el debate sobre los efectos que ejercen los videojuegos en la educación de los niños.

"Espero que la gente se de cuenta de que no hay datos que apoyen las preocupaciones simplistas de que los videojuegos causan violencia", asegura Kutner.

Su afirmación, lejos de ser una opinión, se apoya en los resultados de un estudio de dos años de duración y en el que participaron más de 1.200 niños de los últimos cursos de educación primaria. En su investigación, y en lugar de basarse en experimentos que medían la agresión mediante acciones como el sonido de un timbre a muy alto volumen, hablaron con los niños.

El trabajo indica que el 51% de los niños masculinos que jugaron 15 horas o más de títulos violentos por semana estuvieron envueltos en alguna pelea durante el último año. Pero el 28% de los que sólo experimentaron con juegos tradicionales también se pelearon al menos una vez.

El 40% de las jugadoras de videogames violentos estuvieron implicadas en luchas en comparación con el 14% de las jugadoras no-violentas.

La conclusión más destacada es que los niños que no juegan con videojuegos son considerados socialmente ineptos. Una clara muestra de peligro es que los niños “no jueguen a ningún videojuego, porque para esta nueva generación, los videojuegos son considerados como una competencia de capacidad social”.

"Suena extraño, pero nunca se había hecho antes", afirma Kutner. Interrogando a los niños acerca de sus actitudes respecto a los videojuegos, los investigadores demuestran que el juego es una actividad que es prácticamente universal, y que muy a menudo es social.

Aunque el estudio sí encuentra un vínculo estadístico entre aquellos adolescentes que son más conflictivos y quienes usan juegos calificados como para adultos -de ellos, el 50% de los chicos y el 40% de las chicas habían estado involucrados en al menos una pelea durante el pasado año-, advierte de que esa correlación es débil y además no tiene por qué ser causal: es igualmente probable que los chicos conflictivos sean quienes más prefieren ese tipo de juegos.

Los autores del libro tampoco indican que los juegos sean beneficiosos, sino que los relacionan con un contexto sociocultural más amplio, en el que también debe evaluarse la influencia de cómics, películas, televisión... "Si tuviese, por ejemplo, una hija que se pasase 15 horas a la semana jugando sólo a videojuegos violentos, tendría motivos para preocuparme porque es algo muy poco usual", precisa Kutner. "Los juegos son un medio", concluye.

La metodología para este curioso informe no fue la tradicional: en vez de evaluar a los chicos en un laboratorio, se sentaron a dialogar con los niños luego de que éstos pasaran largas horas jugando a distintos videogames, desde didácticos y creativos como The Sims, hasta violentos como Grand Theft Auto.

Así descubrieron que los chicos que ejecutaban los juegos más violentos, o clasificados para mayores de edad, experimentaban un estado de descarga de tensión. Algunos también iniciaron peleas "amistosas" entre ellos, consideradas como una práctica similar a la que realizan luego de ver películas de acción o de peleas.

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